

Sin duda alguna, el San Bernardo es una de las razas más conocidas, tanto dentro del mundo de la cinefilia como fuera de él.
Su fama se ha extendido a través de los años, avalada por un quehacer diario como perro de
PARA EMPEZAR…
Clasificación general: Razas de perros Gigante
Peso:
Peso Máximo: 90 kg
Peso Mínimo: 55 kg
Clasificación según FCI: Grupo 2
El origen del San Bernardo es algo complejo y confuso. Intentaremos aclarar en la medida de los posible los datos referentes a su historia, para ensamblarlos y reconstruir su evolución a lo largo de los siglos.
Debemos remontarnos a la época de la expansión de los romanos por Europa, cuando atravesaron la cordillera alpina y fundaron colonias en la antigua Helvetia. Estas legiones llevaban consigo molosos de gran tamaño con el fin de conducir la vacadas que formaban parte de su aprovisionamiento. Aquellos molosos eran descendientes de los grandes perros asiáticos, en particular del ancestral Mastín del Tíbet (según tesis de Pierre Mégnin). En el año 962 Bernardo de Menthon fundó un refugio en las cumbres alpinas para recibir a los que eran sorprendidos por las tormentas o sepultados en avalanchas. El refugio lleva el nombre de San Bernardo en su honor. Hacia 1659 los monjes de ese refugio, pensando en la necesidad de disponer de centinelas seguros, recurrieron a los perros.
Caída y recuperación de la raza.
Alrededor de 1820 la raza estaba prácticamente extinguida y su recuperación fue lenta y laboriosa, pero en 1880 ya se presentaron los primeros ejemplares (tanto de pelo largo como de pelo corto) en la Exposición Canina de Londres. Desde la redacción del estándar en 1887 la popularidad de la raza ha ido aumentando y se ha extendido su crianza.
Cabeza y Cráneo.
Fuerte y ancho. Visto de frente y de perfil la parte superior del cráneo es ligeramente abombada. En la parte lateral presenta una suave curvatura, con mejillas altas y fuertemente desarrolladas. El hueso frontal cae con un declive escarpado hacia el hocico. La protuberancia occipital debe ser poco acentuada. Las arcadas supra-orbitales están fuertemente desarrolladas. Desde la raíz del hocico, el surco frontal corre por el centro de la frente y parte superior de la cabeza, perdiéndose progresivamente en el occipital. La piel de la frente forma unos pliegues encima de los ojos, que convergen en el surco central. Cuando el perro está en atención, estos pliegues son más marcados y la inserción de las orejas forma una línea recta con la parte superior del cráneo. El stop esta fuertemente pronunciado.
Hocico.
Corto, uniformemente ancho. Caña nasal recta con un ligero surco en el centro. La longitud del hocico debe ser inferior a su profundidad (medida en su raíz).
Ojos.
De tamaño medio, pueden ser de color marrón oscuro hasta avellana; moderadamente hundidos. Expresión amable. Los bordes de los párpados cerrados lo más posible y completamente pigmentados. Es deseable un cierre completo, natural. Está permitido un pequeño pliegue en el párpado inferior con poca conjuntiva visible y un pequeño pliegue en el párpado superior.
Orejas.
De tamaño medio, de inserción alta y ancha. Pabellón muy desarrollado. Lóbulos suaves en forma de triángulo con la punta algo redondeada. El borde posterior ligeramente separado de la cabeza, mientras que el anterior se debe ajustar a las mejillas.
Cuello.
Fuerte. Las papadas del cuello y de la garganta estarán moderadamente desarrolladas.
Miembros anteriores.
Generalidades: Vistos desde delante, posición más bien ancha. Los miembros deben ser rectos y paralelos.
Pies posteriores.
Anchos, cerrados y con dedos robustos y muy arqueados. Los espolones se toleran si no interfieren el movimiento normal.
Miembros posteriores.
Generalidades: Miembros posteriores moderadamente angulados y musculosos. Vistos desde atrás deben estar paralelos y no muy juntos.
Pies delanteros.
Anchos, cerrados y con dedos robustos y muy arqueados.
Pecho.
Caja torácica moderadamente profunda con las costillas bien arqueadas. No debe llegar más abajo de los codos.
Movimiento.
Armónico, pasos largos. Empuje desde los miembros posteriores. Los miembros anteriores y posteriores deben apoyarse en línea recta al andar.
Pelo corto. (pelo doble)
Sobrecapa densa, lisa y pegada al cuerpo. Subcapa espesa. Muslos con flecos de pelos no muy notables. Cola con pelo espeso.
Pelo largo .
Sobrecapa con pelos de longitud media, lisos. Subcapa abundante. Sobre la cadera y la grupa, el pelo puede ser algo ondulado. Muslos con flecos de pelo abundante y miembros anteriores con banderas. Cara y orejas con pelo corto. Cola con abundante pelo tupido.
Color.
El color básico es el blanco con manchas de color marrón-rojizo más o menos grandes (perros manchados), hasta un manto continuo de color marrón-rojizo ininterumpido sobre el lomo y los flancos (perros con manto). Este manto interrumpido por vetas blancas tiene el mismo valor. El color marrón-rojizo atigrado se permite. El color marrón amarillento es tolerado. Es muy apreciado el color marrón oscuro en la cabeza. Se toleran unos ligeros vestigios de color negro en el cuerpo.
Marcas.
Antepecho, pies, punta de la cola, caña nasal, banda frontal y nuca deberán ser obligatoriamente blancos. Es deseable: un collar blanco y una máscara oscura simétrica.
Talla.
Altura mínima: machos: 70 cm, hembras: 65 cm.
Altura máxima: machos: 90 cm, hembras 80 cm.
Los perros que sobrepasen la altura máxima no se devaluarán si su aspecto general es armonioso y su movimiento correcto.
Faltas eliminatorias : Pelaje completamente blanco o completamente marrón rojizo. Otros colores. Ojos azules.
La apariencia general que muestra el San Bernardo es figura poderosa, dotada de gran vigor y potentes músculos, de altura proporcionada, cabeza grande e inteligente expresión en su mirada; los ejemplares con máscara oscura presentan una expresión algo más secera, pero nunca malintencionada. El carácter dulce de este noble animal se adivina a primera vista. Es trabajador, fiel y tranquilo. Pero el macho, en particular, demuestra gran arrojo y entrega a la hora de defender aquello que considera suyo y, a pesar de su gran tamaño, ataca con una agilidad asombrosa.
Por su innata predisposición a la defensa, el San Bernardo no precisa de adiestramiento exhaustivo y se acomodará a las exigencias del entrenador aunque éste tal vez tenga que armarse de paciencia, porque el San Bernardo se suele mostrar algo terco.
Posee un fino olfato, cualidad ésta muy importante. En este sentido debemos destacar que el San Bernardo actúa a menudo de forma espontánea, como si genéticamente heredera el instinto de buscar personas enterradas bajo la nieve. Este perro grandulón y afable lucha denodadamente para encontrar a la víctima de turno.
Como ya hemos mencionado, se conocen dos variedades del San Bernardo: el de pelo largo y el de pelo corto. La primera es la más popular, y la segunda, en cambio, resulta más útil y eficaz en el cumplimiento de su labor de rescate, pues resiste mejor la intemperie, y el pelaje, al ser más corto, no se cubre de hielo tan fácilmente.
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