

Ciertos males caninos podrían evitarse si no se siguieran cometiendo abusos en la reproducción de ejemplares afectados por enfermedades hereditarias. Por ejemplo, un Rottweiler con displasia de cadera no debería nunca cruzarse, pues existen muchas posibilidades de que su descendencia también la sufra. Lo mismo ocurre con trastornos como malformaciones del esqueleto, oculares y faciales, enfermedades coronarias, epilepsia…incluso consanguinidad, cruces entre her
Ciertos males caninos podrían evitarse si no se siguieran cometiendo abusos en la reproducción de ejemplares afectados por enfermedades hereditarias.
Por ejemplo, un Rottweiler con displasia de cadera no debería nunca cruzarse, pues existen muchas posibilidades de que su descendencia también la sufra.
Lo mismo ocurre con trastornos como malformaciones del esqueleto, oculares y faciales, enfermedades coronarias, epilepsia…incluso consanguinidad, cruces entre hermanos y padres, hace que la calidad de las razas vaya empeorando en vez de mejorar.
En este sentido conviene acabar con la falsa creencia de que un perro, ya sea macho o hembra, tiene que cruzarse por lo menos una vez en la vida.
A una perra no le pasará nada si no se queda preñada.
Por otro lado, la gran demanda de animales de compañía registrada en los últimos años es otra de las causas que provoca este tipo de abusos. De ahí la necesidad de acudir siempre a una tienda de confianza o un criador serio y responsable, aquél que estudia la genealogía de sus ejemplares y sólo se destina a la reproducción los que están libres de taras genéticas.