Medio Ambiente y la Guardia Civil investigan el caso, en el que resultaron heridos otros dos animales
De las ocho yeguas de la manada sólo una resultó indemne. Todas las víctimas presentaban heridas de bala.
«Nunca antes había sucedido algo así» en esta comarca del Camero Viejo, relató ayer a este diario Carlos Garrido, propietario junto a su primo de los ocho equinos utilizados como blanco por algún desalmado. El suceso ocurrió monte adentro, a unos cinco kilómetros del término municipal de Soto en Cameros. El ganadero afirmó ayer que desconocía cuándo pudo producirse la matanza, aunque piensa que pudo ocurrir el fin de semana anterior o el lunes.
Sobre la autoría de los hechos, tampoco se sabe nada por el momento. El caso está en manos de los guardas de la Consejería de Medio Ambiente y de la Guardia Civil, que han inspeccionado durante los días pasados los lugares donde tuvo lugar la brutal cacería y han abierto una investigación.
Los dos animales heridos, guardados ayer en la granja de los ganaderos, han recibido cura «y están bien», señaló ayer Garrido. Las yeguas presentan orificios de bala a la altura del cuello. Un disparo fallido lastimó también uno de los cencerros, que los ganaderos exhiben también en el recinto como prueba de la agresión. Los animales muertos están diseminados por el monte en lugares casi inaccesibles y casi todos ellos han sido pasto de los buitres.
El quebranto económico causado a los propietarios ha sido grande. Garrido cifró en 1.500 euros el coste de cada equino. «Eran animales en plena producción, de entre siete y ocho años de edad», explicó el ganadero, quien añadió que tardarán otros tres o cuatro años en volver a poner en marcha otra manada.
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