

Uno de los animales se comporta como agresor y busca y persigue activamente al otro. La víctima se vuelve progresivamente más miedosa y defensiva respecto al agresor. Muchas veces se esconde encima de muebles, dentro de cajones
La agresividad territorial es muy frecuente entre gatos, tanto machos como hembras.
Uno de los animales se comporta como agresor y busca y persigue activamente al otro.
El comportamiento agresivo comienza con gruñidos y bufidos que progresan hacia golpes, persecuciones y ataques despiadados.
La víctima se vuelve progresivamente más miedosa y defensiva respecto al agresor. Muchas veces se esconde encima de muebles, dentro de cajones… Pueden darse problemas de eliminación ya que el gato miedoso no deja las proximidades del escondite.
Los gatos que son agresivos frente a otros gatos no tienen que serlo hacia las personas aunque un gato territorial puede ocasionalmente atacar a un propietario que ha tocado recientemente a otro gato.
Principales causas
- Introducción de un nuevo gato en casa. La agresión no tiene porqué ser necesariamente del primer gato.
- La excitación de un gato por un estímulo externo con redirección de la agresividad hacia otro gato que casualmente estaba cerca.
- La separación temporal entre gatos, como sucede en las visitas al veterinario.
Tratamiento
La agresividad territorial es difícil de combatir y, en ocasiones, el consejo más razonable es la separación definitiva de los animales.
En ocasiones el aumentar el área habitable por los animales resulta útil.
Otra alternativa es establecer dos zonas en la casa de forma que los gatos no se puedan encontrar ni ver.
Al principio cada cierto tiempo se intercambian los territorios. Posteriormente, bajo condiciones controladas, se puede permitir el contacto visual y así poco a poco intentar una rehabituación progresiva.
El tratamiento farmacológico de apoyo suele ser necesario (consulte con su veterinario).
Agresividad intrasexsual
La agresividad intrasexual es un tipo de agresividad particularmente común durante la época de reproducción, siempre que dos machos se encuentran siendo más frecuente en machos que en hembras.
La castración es el tratamiento de elección ya que es eficaz en el 90% de los casos, particularmente si se aplica a los dos machos en conflicto.
La administración de progestágenos puede suprimir este comportamiento aunque cuando se suprime el tratamiento, puede reaparecer el problema.